El papel del informático en la empresa de hoy

En realidad la profesión de informático inició meramente como una función técnica, más propia de ingenieros electrónicos y especialistas técnicos y expertos en matemática. Sin embargo, cuando la computación llegó a la empresa se llevó consigo a tales expertos, un grupo de extraños ocupó algunas oficinas e inició su integración en el contexto empresarial. Las universidades incluyeron en sus ofertas académicas -tímidamente- carreras de diplomados en computación enfatizadas en matemáticas y lógica de programación, estas ofertas académicas incluyeron además nociones de contabilidad y análisis de procesos.

La emergente carrera en computación rápidamente desarrolló herramientas sofisticadas de diseño y programación y un lenguaje muy particular, además de una visión de la actividad íntimamente ligada al componente tecnológico.

En sus inicios la "computadora" estaba en un cuarto frío con acceso restringido y la sala de computación tenía el acceso prohibido a extraños. El gerente general solicitaba acceso a esta sala, típicamente para enseñar pilas de artilugios y dispositivos extraños -sin mayor sentido para él- a los visitantes ocasionales. Siempre dejó el tema en manos del encargado del "área de cómputo". El encargado de cómputo y su equipo eran una especie de élite y ver una computadora para el individuo común era tanto como haber tenido un encuentro cercano con seres extraterrestres.

A principios de la década de los ochenta IBM apuesta a la PC, diseña la herramienta que a la larga ocuparía un espacio en los escritorios del futuro e insospechadamente en un rinconcito de nuestros hogares. La "computadora" se salió del cuarto frío y llegó al usuario. Horror!!, pensó el informático, el usuario no sabe cómo usar esta máquina!. Así que diseñó los mecanismos para que, aún en el escritorio del enemigo, el recurso informático siguiera siendo parte de su mundo. Pero la liberación del poder informático desde el cuarto frío hacia el usuario final había iniciado...

Rápidamente compañías emergentes descubren el potencial de este nuevo dispositivo de la oficina. Desarrollan productos que aprovechen al máximo tal recurso e inician su propia carrera para satisfacer las nuevas necesidades. Sin embargo, el departamento de cómputo mantiene su hegemonía sobre los sistemas principales que soportan el giro del negocio y aunque con recelo aceptan que el usuario pueda usar otros productos, igual seguirá requiriendo del soporte del departamento.

El mundo del software se divide en dos, uno bajo el control del centro de cómputo -el soporte al giro principal del negocio- y el mundo de aplicaciones de usuario final en que Microsoft desarrolló su increíble capacidad de producción.

Esta evolución se da en cuestión de décadas y las universidades no tienen tiempo de adaptar su oferta académica a las nuevas exigencias de un sector que genera grandes expectativas. El profesional en computación salido de la universidad no tiene tiempo de actualizar sus conocimientos técnicos ante tanta innovación y menos aún de entender cómo estos cambios afectan la actividad de la empresa en que colabora. Así que se dedica a crear un departamento-isla dentro de su organización y acaparar las decisiones relativas a adquisición de tecnología, posteriormente empieza a "informatizar" los procesos de la organización mapeando la realidad en un equivalente computacional, aparecen los megaproyectos informáticos que requieren desde 6 meses hasta 10 años para ser completados, el área asegura su presupuesto y recupera su hegemonía en el negocio. Los retrasos en los proyectos siempre serán justificados por un discurso retórico plagado de palabras técnicas y la escasa participación del usuario que se juzga de "vital".

Las universidades amplían su oferta académica e incluyen formación en análisis de sistemas y aparecen las herramientas de desarrollo estructurado y metodologías de desarrollo que intentan involucrar equipos interdisciplinarios en el proceso de producción. Un nuevo término para este profesional aparece: "informático". Este señor, ahora, integra el manejo de la herramienta computacional para procesar y dar valor a los datos al convertirlos en información.

Pero la actitud de crear departamentos-islas dentro de la organización persiste y la tendencia a megaproyectos incluso sobrevive a mediados de la década de los noventa.

La tecnología da un paso más allá al aparecer la red, Internet inicia su evolución y rápidamente pasa a ser un fenómeno que amenaza con transformar la forma en que se hacen las cosas. El conocimiento se distribuye en la red y la generación de conocimiento encuentra el ambiente ideal para prosperar.

La empresa, que ha estado en evolución desde su nacimiento se ve presionada por cambiar y sobrevivir en un mundo completamente nuevo de competencia y disminución de las utilidades, un cliente más exigente y nuevos mercados. A este contexto se agrega la orquestación del cambio a través del componente tecnológico, la tecnología conduce al cambio en direcciones insospechadas y crea espacios para nuevos negocios, nuevas formas de hacer los actuales y nuevas formas de participación tanto de la empresa como del cliente, el proveedor y la sociedad como un todo. Los teóricos y los consultores todavía discuten sobre cómo conducir este cambio.

Las universidades amplían su curriculum académico a licenciaturas y maestrías; le agregan disciplinas tales como economía, administración, gestión del recurso humano, gerencia de proyectos y modernización empresarial. Un nuevo profesional esta a punto de aportar su formación en la empresa de hoy, sin embargo, ésta ya está liderada por un profesional "chapado a la antigua" que ve a su departamento-isla como su territorio, aún cuando el nuevo ambiente empresarial dinámico y cambiante exige utilizar el recurso informático para redefinir el negocio y orquestar la transformación.

Las empresas que entiendan que la tecnología no es un fín en sí misma, sino un recurso para conducir los procesos productivos de la organización y elevar su productividad al transformarlos, e impactar la productividad ya no en niveles de porcentajes sino en factores (ya no 10%, sino 10X), serán las verdaderas ganadoras en este proceso.

La visión de un mundo de tarros, teclados y cables no colabora en nada con la organización, hay que volver sobre el negocio de la organización, encontrar los procesos e identificar y aprovechar las oportunidades de negocios que aparecen y desaparecen vertiginosamente. Esto es reinventar a cada paso a la organización completa, innovar en la forma de competir y participar en el mercado; redefinir las estrategias de aprovisionamiento e interacción con los proveedores, anticipar los giros del mercado para aprovechar cada oportunidad.

La red y la tecnología crean nuevas formas de hacer negocios e impactar la cadena de valor, nuevos participantes aparecen y los tradicionales cambian su estilo de participación. Ya no hay tiempo para defender el departamento-isla, ni tal defensa tiene sentido, cuando está en juego la organización completa y su competitividad y participación de mercado.

Esto obliga al profesional en informática a convertirse en un visionario, un estratega, un líder experto en la conducción de la modernización empresarial. Le obliga a estar pendiente de las tendencias y la evolución tecnológica y evaluar su aporte potencial -el suyo y el del componente tecnológico- en la organización e identificar y aprovechar los nuevos negocios y segmentos de mercado potenciales en los que participar.

Esto es, salir del departamento-isla, entender el negocio de la empresa y su necesidad de modernización continua y aprovechar la tecnología y su conocimiento de ella para contribuir con la organización, aportar ideas y asegurar la rentabilidad.


Wilberth Ramírez

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